Meditación sobre lo que el siglo XX y el XXI proponen como arte con mayúsculas.
Creo que sería conveniente que algunos individuos, personas que están interesadas por los acontecimientos artísticos que han acontecido durante este período y que gente normal opinen sobre lo que los “gurus” o creativos de las artes nos quieren vender y machaconamente imponer como valores contemporáneos en las artes, que ni se aproxima de cerca a la sensibilidad de la gente. Quizás a cierto sector muy a favor de estos modos de hacer que no tienen nada que ver con el auténtico arte que se ha realizado a través de muchos siglos y sobre todo, el contenido en profundidad que lleva el mismo.
Comienzo con mi opinión y análisis de lo acontecido partiendo de que y como artista he participado en casi todos los movimientos que han surgido durante el último tercio del siglo XX.
El arte se define asimismo, cuando lo es, no por el color, la forma, lo visual, las veladuras, las tintas o cualquier proceso artístico que se utilice; esto es sólo un medio-herramienta para llegar a un fin mucho más trascendente que permite que los seres humanos nos construyamos como entidades sintientes y emocionales más y mejor el arte nos perfecciona y nos hace crecer interiormente hacia estados de mayor consciencia como entidades únicas y solitarias dentro de la totalidad de la creación. El arte es la ventana o la puerta que comunica lo intangible que hay en todos con el mundo de los sentidos y las emociones.
Las personas afortunadamente no sólo son seres con razón; la razón sólo vale para andar por la barriada por las proximidades de los cotidiano; un ser que sólo circula en esa vía está perdido, si a su vez no cultiva los valores más preciados que poseemos, llamémoslo alma, espíritu, sensibilización, o sea, todo aquello que es impalpable, que sabemos que está pero no podemos percibirlo (como la materia oscura o la energía oscura sabemos que está ahí, pero no podemos comunicarnos con ello.).
Lo mismo ocurre con todo lo que definimos como no perteneciente a la razón y surge de modo empático, o sea, universos distintos que toman contacto en un momento determinado y que los que se definen como artistas de modo automático e instantáneo es capaz de captar y vivirlo y demás expresarlo ya sea de modo pictórico, musical, poético, literario, arquitectónico, etc.
El espíritu, el alma humana habla a través del arte y nos comunicamos con el mismo a través de esa ventana de ese medio.
Sin duda, esa es la voz, el arte nos habla y el alma y el espíritu humano, lo impalpable que hay en nosotros hace lo mismo, se produce un encuentro que nos hace grandes.
El siglo XX sólo nos ha ofrecido basura artística producida por personas sin talento metidos a artistas que ni tan siquiera se han molestado en prepararse para poder tener acceso a esa ventana abierta al mundo de las artes lo que hacen no es arte, lo que producen son cosas en sí mismas intranscendentes y carentes de contenido
El valor es lo que yo produzco, es mío y maravilloso sin percatarse, ni tener cultura, ni preparación alguna; y sí una gran soberbia personal y mucho desprecio a lo que los que les precedieron con el legado anterior que hicieron (ni tan siquiera lo espetan). Algún imbécil sin talento dijo en su momento (que en los museos no hay arte, lo que hay es historia del arte) y que por lo tanto no podemos aprender nada de lo que anteriormente se ha hecho; esta aberración es una constante en el mundo absurdo que estamos contemplando de modo totalmente atónitos y sin hacer nada que nos conduzca a un cauce sereno donde predominen los valores artísticos que nos han precedido. El arte, cuando lo es, siempre encuentra unas vías de manifestación y hace evolucionar al hombre.
Cómo es posible admitir como valor absoluto sólo el color; cómo es posible dar contenido único a la forma; cómo es concebible que tenga valor terminal el discurso y la dialéctica; cómo es valorable el realizar una instalación donde todo es una caja de instrumentos de artilugios y enseres que ni tan siquiera están dentro del mundo de las artes; que son simplemente objetos, cosas: cogerlas todas, mezclarlas, agitarlas y lo que surja, y es una obra de arte porque algún guru de lo absurdo determina que eso es lo que hay que hacer. Lo cual nos lleva continuamente a la situación del absurdo, donde el común de los mortales no entiende nada y se siente cohibido ante la “obra”, lo manifiestamente paradójico es que en realidad no hay nada que entender es la manifestación caprichosa y descabalada de un individuo sin ningún tipo de profesionalidad, vergüenza y un descaro asombroso que una sociedad mediocre admite sin plantearse lo más mínimo; si lo que le están ofreciendo es simplemente basura.
Todas estas manadas de mediocres (y son muchos), están haciendo mucho daño para el progreso artístico e intelectual del hombre y se debería cortar de raíz tal situación.
Tal situación se está produciendo en todos los ámbitos de las manifestaciones artísticas, o sea, pintura, música, literatura, poesía, arquitectura, escultura, pensamiento, filosofía y un larguísimo etc.
Simplemente observemos a nuestro alrededor lo que está aconteciendo y no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta.
¡Viva la mediocridad!, ¡abajo la belleza!, ¡el arte ha muerto!, y acabemos con lo más noble que tiene esta especie: su espíritu, su alma, su pensamiento de vida, sus vivencias.
Propongamos que nuestra vida sea sólo divertida sin compromisos ante nada ni ante nadie.
Fdo.: SASGOREMBUS
Un individuo que intenta ser
(ser o no ser esa es la cuestión)