Cavilaciones sobre el Diseño de Interiores - Laureano Sastre Fierro.
17.05.2011 14:08
Por LAUREANO SASTRE FIERRO
El diseño debe esconder bajo su aspecto exterior todo un mundo de señales que nos emocionen y nos hagan sentir, porque sobre todo el humano es un ser sintiente.
Si en el diseño no ocurren “cosas” que nos den un “plus” de emoción interior, sólo queda algo muerto y sin vida.
El mundo del diseño de interiores o arquitectura de interiores camina hace tiempo sobre un tren desbocado, que ha perdido el contenido base y su origen y su finalidad, cayendo hace más de veinte o veinticinco años en una dirección marcada por la seudo tecnología y dejando de ser aquello para lo que su finalidad y afinidad con las personas y sus emociones y confort necesitaban.
Sin duda el diseño trabaja para que nuestra vida tanto funcional como emotiva sea lo más grata posible dentro del amplio abanico de tipologías que puede abarcar. Si se pierde el horizonte prioritario se produce una quiebra o un quebranto que ha producido la situación en la que hoy día nos encontramos.
¿Cuál es la situación actual?
Prevalece la “seudo tecnología” sobre las ideas y la creatividad, originalidad y singularidad.
Los “seudo tecnócratas” que pueblan el mundo del diseño, generalmente, son personas sin talento para conseguir ideas. Son “entes” inertes o sinvergüenzas que hacen que lo que realizan sea algo vacío de contenido y sólo sirva para la especulación (cosa evidentemente notoria). Es una realidad que los clientes, el público en general, están hartos de los diseñadores y de los golpes económicos y especulativos que se han producido, en suma están hartos de que les engañen.
Esta “banda” de incompetentes, caraduras y estúpidos que se han introducido como un virus en nuestra actividad ha perjudicado y casi hundido esta profesión, que si se realiza correctamente toda la sociedad se beneficia y así ha sido hasta el primer tercio del siglo XX.
La concepción de estos “entes” es absolutamente aburrida; todo lo fundamentan en el que el proyecto sea correcto tecnológicamente. Si en el mismo no hay ideas no hay singularidad, originalidad, etc. no importa; si la parte de las tecnologías, instalaciones y construcción más o menos funcionan (bueno, esto sin duda es una aberración y un quiste que lleva ya muchos años metido en nuestra actividad) en perjuicio de la misma y fundamentalmente de la sociedad y se corresponde con el sentir actual de que las tecnologías son un “mundo mejor” denostando otros momentos de la Historia que tenían un concepto de la vida más basado en un equilibrio entre el espíritu y la razón.
La tecnología es el dios actual, es el becerro al que hay que adorar y además han convencido a la sociedad de que es así; por ello estamos ante una sociedad abducida por un sistema donde pretende meterlo todo en la misma caja de la razón agitarlo y lo que salga es lo auténtico, sin percatarse, malévola y manifiestamente a propósito, para crear unas personas sin capacidad para sentir otras cosas que no sean las tecnológicas; o sea un mundo donde prevalece la mentira constante y donde el ser humano sólo sea un instrumento para sangrarlo al máximo tanto emocional, espiritual como funcionalmente. Las personas son objetos de usar y tirar con período de caducidad según convenga.
O sea una actividad totalmente humanista (sin ideas no hay tecnología ni hay nada) ha sido invadida por algo meramente estructural y esto se ha convertido a fuerza de ser mentira virtual en un mal endémico; una pandemia tecnológica, o sea, una estupidez; es como todo, cuando algo se sale de su función al final se convierte en una aberración
Sin duda hoy estamos ante diseño-espectáculo o mejor quizás mero espectáculo y muy poco diseño.
Lo cual nos obliga a reflexionar sobre lo que se nos ofrece, y si los profesionales que se dedican a esta actividad son simples buscavidas sin escrúpulos (es lo que yo creo). Debemos caminar hacia otro sitio donde el ser humano vuelva a encontrar estas dos vías tranquilas donde practicar la razón y el espíritu con mesura y delicadeza si queremos ofrecer un mundo mejor.
Si esta especie que puede hacer cosas grandiosas, pero también produce situaciones y cosas absolutamente brutales y negativas sigue viviendo de espaldas a su habitat natural y esquilmando los recursos de un planeta-milagro sin valorar dónde se desarrolla su instante de vida; es y se está ganando a pulso su extinción. No es merecedora del milagro cósmico donde habita, y la propia conciencia del cosmos se encargará de hacerla desaparecer.
LAUREANO SASTRE FIERRO